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El Soplao

En 1978 concluyen ciento veinte años de industria extractiva de blenda y galena, que forjaron el actual paisaje de la Sierra de Arnero, continuidad de la cordillera de El Escudo, que separa la costa occidental de Cantabria de la Comarca del Saja y de Cabuérniga.

Es origen, igualmente, de cultura y tradiciones mineras en los pueblos de Valdáliga y de la Comarca del Nansa. En Bustriguado, en Labarces, en Rábago, en Bielba, en Roiz, en Celis, en Camijanes, en Cabanzón y en muchos otros pueblos del piedemonte de La Florida, es difícil no encontrar vecinos cuyos padres o abuelos no dejaran años de su vida laboral en las galerías mineras, hoy solitarias pero en las que perduran sus pisadas, sus palabras, sus ilusiones. También su trabajo y esfuerzo.

Fue descubierta por los mineros que, hacia 1908, perforaron la galería denominada «La Isidra», con entrada por «El Prao Collao» de Celis, flanqueado por los altos de El Táladro y del Pico Hugón y que tiene las vistas más maravillosas que podamos imaginar. En abanico, de oeste a sur, podemos ver la costa asturiana, la Sierra del Cuera, Peñamellera, el Naranjo de Bulnes y el Macizo Central de los Picos de Europa. A nuestro frente los collados de Hozalba y justo detrás Peñasagra. Al Sureste la Sierra del Cordel y el Pico Tres Mares.